miércoles, 13 de abril de 2016

Russell Cross: La rodilla pudo con el número 6

Russell Cross fue un jugador lleno de calidad que, lastrado por las lesiones, nunca llegó a lo que se esperaba de él. Impresiona el hecho de que fuese escogido con el número 6 del ‘draft’ de 1983 por los Golden State Warriors, con los que solamente llegaría a jugar una temporada (45 partidos, 3,7 puntos y 1,8 rebotes en 7,9 minutos) y que después tuviese una gris carrera internacional. La rodilla le dio guerra, y mucha, poniendo en peligro incluso que pudiese caminar con normalidad.
Cross tuvo dos equipos ACB, pero de forma brevísima: dos partidos de ‘playoffs’ con el Cacaolat Granollers 88-89 (21 puntos y 11,5 rebotes) –sustituyendo al recientemente fallecido Mike Phillips--  y uno de liga regular con el Breogán 89-90 (13 y 7). Sus contratos temporales los intercaló con intervenciones en Primera B en equipos como el Tradehi Oviedo y el Juver Murcia. Dio la impresión de tener mucho talento bien distribuido en su corpulento cuerpo, pero le fallaba el físico, siempre a punto de romperse definitivamente.
“Era el Bill Russell y el Anthony Davis de su época”, se llega a escribir aquí. Tuvo una gran carrera en ‘high school’ y en la universidad, donde militó en Purdue (16,4 puntos y 6,7 rebotes en tres años. Su carrera profesional nunca llegó a despegar, arrastrando la lesión de rodilla que había sufrido ya unos años antes y que le impedía sacar todo su potencial. Los Warriors, que le habían elegido delante de jugadores como Dale Ellis, Jeff Malone, Derek Harper o el mismísimo Clyde Drexler, rescindieron su contrato al final del primer año. Y en Denver Nuggets no llegó a jugar.
Época universitaria con Purdue.Época universitaria con Purdue.
Empezó entonces su travesía por la CBA y la búsqueda cada verano de un sitio en la NBA sin éxito. Saltó el océano y no lo hizo mal en Nápoles (14,2 puntos y 9,2 rebotes). Su tiempo en España lo pasó más en la segunda categoría que en la primera. Y llegó a entrenar con el Collado Villalba para mantener la forma, a la espera de alguna llamada que no llegó. En 1991 se tuvo que retirar entre advertencias de los médicos de que se podía quedar cojo.
“Desde un punto de vista físico, nunca jugué bien en la NBA. Nunca respondí a las expectativas ni a mi potencial”, comenta hoy en día. “Mi nivel de habilidad ya no era el mismo. No podía correr tan rápido o saltar, cosas con las que anteriormente mi juego había dominado”, añade.
Se trata, según se cuenta en el reportaje, de un hombre muy religioso que no se arrepiente de nada. “Estoy agradecido de cómo fue todo en ‘high school’ y en la universidad. Tengo algo de decepción de no jugar en la NBA, pero nada más”, añade. “Fue una bendición disfrazada, ya que eso me dio la oportunidad de jugar en el extranjero, ver otros países, conocer otros idiomas”, apostilla.
Hace unos años, en el 2008, sucedió algo curioso. Felipe Coello, que fue su entrenador en Murcia, tiene un blog muy interesante en el que habla de muchas historias que le han sucedido en su carrera. Pues bien, tras mencionar a Cross en una entrada, su esposa, Terri, respondió a través de un comentario dando las gracias primero y luego diciéndole que había sido uno de los mejores técnicos con los que habían estado en Europa. Coello había escrito prácticamente lo mismo: que el americano había sido “uno de los mejores jugadores de baloncesto con los que he trabajado en mi vida, no solo como buenísimo jugador sino además como una excelente persona de la que solo guardo magníficos recuerdos (…). Siempre educado con sus compañeros, con sus rivales, con los árbitros y con todo el que se le acercaba, Russell era un ejemplo para todos”.
Con el Cacaolat (Foto: Gigantes).Con el Cacaolat (Foto: Gigantes).


Defendiendo a Villacampa (Foto: Gigantes).Defendiendo a Villacampa (Foto: Gigantes).

viernes, 8 de abril de 2016

Dejan Bodiroga: Asombroso látigo

Si de los últimos 25 años de baloncesto mundial hiciésemos una encuesta sobre el mejor ‘jugador FIBA’ que no ha pisado la NBA, a todos prácticamente nos saldría un nombre: Dejan Bodiroga.  Se supone que este mágico serbio de 2,05 no fue a América porque no quiso, porque han sido innumerables los profesionales (mejores y peores) que antes y después de su ‘reinado europeo’ han acabado probando suerte. Y muchos de ellos, triunfando.
Bodiroga no. Prefirió jugar en ligas como la española siendo siempre algo más que importante para sus equipos. Fue el centro absoluto del juego por motivos que se escapan a lo meramente baloncestístico. Las cualidades que le adornaban iban desde una asombrosa polivalencia (podía jugar sin dificultades en cuatro de las cinco posiciones con sus 2,05) hasta un control total de los minutos decisivos, en los que tomaba un altísimo porcentaje de decisiones acertadas. Sin ser un jugador egoísta, sobre todo en la parte final de su trayectoria, no había sistemas para él cuando cogía la bola y encaraba el aro, bien para lanzar o bien para doblarla, dos artes que manejaba a la perfección. Casi siempre acababa bien aquello.
Pertenece a ese escaso grupo de jugadores que dejó una acción propia, peculiar, que perdurará con el tiempo, aunque sea imposible imitarla, como el ‘sky hook’ de Kareem Abdul-Jabbar. Se trataba de ‘el látigo’, un extraño bote cambiándose el balón de mano en penetración que dejaba patidifuso a su defensor. Merece la pena ver un minuto con la recopilación de varias de estas jugadas: por mucho que supieras que te la podía hacer, te la hacía. El ‘scouting’ aquí quedaba inservible.
Sesión fotográfica con el Real Madrid.Sesión fotográfica con el Real Madrid.
Esto, claro, se reflejó en títulos, por encima de todo. El palmarés resulta irresistible: seis ligas (tres de Grecia, dos de España y una de Italia), dos Copas (España e Italia), tres Euroligas (dos con Panathinaikos y una con Barcelona), una Recopa (con Real Madrid), dos oros mundiales, tres europeos y una plata olímpica. Todo eso además de una amplia nómina de reconocimientos individuales que, a buen seguro, le importaban bastante poco comparados con los colectivos.
Sobre por qué no fue a la NBA habría que buscarle los defectos, aparte de su propia elección. Solía decirse que no era un gran defensor, aunque sí tiraba de inteligencia y de envergadura para no ser rebasado fácilmente. Y también que no hubiese aguantado bien el ritmo de los americanos, siendo él un tipo en la cancha más bien pausado, cerebral. Esta última hipótesis casi levanta la risa. La inteligencia siempre vence, vaya donde vaya. Como sucedió en algunos partidos internacionales entre Yugoslavia y Estados Unidos, particularmente el del Mundial de Indianápolis en el 2002, estamos hablando de alguien capaz de adecuar la velocidad de los encuentros a la que mejor requería su cabeza. Y tampoco era alérgico a correr, que conste.
¿Cuál es su historia? Se suele afirmar, sorprendentemente, que empezó jugando al baloncesto demasiado tarde, con 13 años. Apenas cuatro después ya era profesional con el Zadar. El hundimiento de la antigua Yugoslavia estimuló su marcha sin apenas haber cumplido todavía los 20, en 1992. En principio iba a producirse a Grecia, pero se negó a nacionalizarse y acabó en Trieste, que le dio plaza de extranjero pese a su enorme juventud.
Campeón del mundo en el 2002 con Yugoslavia.Campeón del mundo en el 2002 con Yugoslavia.
En Milán permanecería hasta 1996, con una elección en la segunda ronda del ‘draft’ por los Sacramento Kings (número 51) un año antes. Revisar la lista y ver la cantidad de jugadores que no fueron absolutamente nada y que terminaron delante de él es para echarse a llorar.
El chico acabó en Madrid, a las órdenes de Zeljko Obradovic y en un equipo con bastantes estrellas que pretendía recuperar la corona nacional y continental, huérfano tras la marcha de Arvydas Sabonis a Portland. Aquello, la verdad, no salió bien. Bodiroga lució a nivel individual durante dos años, pero no pareció del todo metido en el ‘ecosistema’ blanco. La mencionada Recopa fue su única cosecha, transmitiéndose a menudo que no conseguía compartir el balón del todo bien con Alberto Herreros y Joe Arlauckas.
Quizás fueron los peores momentos de toda su trayectoria. El Panathinaikos le acogió en 1998 y fue una de las mejores decisiones de su historia. El Barcelona, decidido a ganar por fin su primera Euroliga, apostó fuerte por él en el 2002 y obtuvo un rédito instantáneo: ‘triplete’ liderado por aquel tipo que siempre parecía estar tranquilo, por mucho que el marcador apremiase. La madurez total.
Cuando se cumplieron diez años de la hazaña en la máxima competición continental, el diario Ara le entrevistó. “Hicimos feliz a mucha gente. Los aficionados hacía muchos años que estaban esperando el máximo título europeo, y lo vivieron con mucha pasión, pero la temporada no fue muy fácil ya que teníamos mucha presión, y además la Final Four se jugaba en el Palau Sant Jordi, pero terminó bien y logramos conseguir un triunfo histórico”, comentó.
Dos veces campeón de Europa en el Panathinaikos.Dos veces campeón de Europa en el Panathinaikos.
Para él, la clave fue “fue la suma de muchos factores, el club estaba muy bien organizado. El equipo de fútbol no iba muy bien y los aficionados se desvivieron por el equipo de basket. La química entre el entrenador y los jugadores también fue muy buena”. No pasa por alto su conexión con su compatriota Svetislav Pesic: “es muy exigente y trabajador. Nos permitió conseguir cosas increíbles, y pese a no tener mucho banquillo nos supo sacar un muy buen rendimiento”.
Hubo dos temporadas más en España, la primera más bien exitosa (aunque un inexplicable bajón en el ‘top 16’ le privó aspirar a otra Euroliga) y la segunda bastante triste, en la que pareció acabar bastante desconectado y el equipo no ganó nada. Acababan así 202 partidos ACB con unos promedios de 16,9 puntos (sin haber llegado nunca a los 30), 4,8 rebotes y 2,5 asistencias en 31 minutos.
Le dio tiempo para seguir disfrutando dos temporadas más en Roma, al lado de Pesic, por cierto. Y desde el 2007, cuando colgó las botas, estamos huérfanos de él, porque no ha salido un jugador similar ni parece que volverá a salir. Ahora, con algún kilo de más y una barba que no había lucido en su época de jugador, todavía podemos verle en algunos campeonatos representando a la federación serbia.
“He pasado 15 años de felicidad y me he divertido muchísimo. He jugado y he ganado haciendo lo que más amo, el baloncesto”. Pues sí, dejan. Y nosotros nos divertimos muchísimo viéndote jugar…”
Triplete’ en el 2003 en Barcelona.Triplete’ en el 2003 en Barcelona.


Imagen reciente.Imagen reciente.

sábado, 26 de marzo de 2016

Joe Arlauckas: De desconocido a dominador

Lo más curioso de Joe Arlauckas es que llegó a España siendo un auténtico desconocido o, más bien, levantando dudas sobre su posible rendimiento. Pero él mismo se encargó de desmentirlo desde el principio hasta casi el final, completando una carrera brillantísima en tres equipos, Caja de Ronda, Taugrés y Real Madrid.
Arlauckas, que no se sabía bien si jugaba de ‘3’ o de ‘4’ –luego se vería que era un interior-- desembarcó en Málaga en el verano de 1988. Había jugado de forma casi clandestina nueve partidos en la NBA con los Sacramento Kings (3,8 puntos en 9,4 minutos) y ejercido de ‘temporero’ en Caserta al lado de Oscar Schmidt. Mario Pesquera le escogió y acertó de pleno: alrededor de 20 puntos y 7 rebotes en dos temporadas para empezar a hacer grande a la franquicia de la Costa del Sol. “Me costó un poquito adaptarme, pero otro americano como Ricky Brown me enseñó mucho: las cosas buenas y las cosas malas. También hubo gente como Fede Ramiro y Rafa Vecina que me ayudaron. Y luego está la persona más importante para mí desde que llegué a España: Manolo Rubia”, recuerda.
Su éxito en Ciudad Jardín le abrió las puertas de Vitoria, donde completó tres años incluso mejores y casi idénticos en lo estadístico, siempre entre 20 y 22 puntos y 9 y 10 rebotes. “Me gusta verme como parte de la escalera que mis dos primeros equipos en España recorrieron hasta llegar arriba. Lo malo es que se pusieron a ganar títulos cuando yo me marché”, bromea.
Para que él levantase trofeos ya le estaba esperando el Real Madrid, adonde acudió en 1993 para sustituir a su viejo amigo Brown como pareja interior de Arvydas Sabonis. No hace falta recordar el pánico que imponían los dos en las zonas, lo cual se reflejó evidentemente en el palmarés: una liga, una Copa de Europa y una Recopa. Tiempo le dio para batir el récord de puntos en la Euroliga, 63 a la Buckler de Bolonia en 1996. Pero no parece darle mucha importancia al dato: “eso parece tener mucha relevancia ahora, pero yo no le presto mucha atención. Para mí lo importante fueron los títulos, pasando de lo individual. Y si se conseguían sufriendo, mejor. Escuché a Zeljko Obradovic que así eran más dulces y tenía razón”, opina.
A Arlauckas, con esas canas prematuras, sobre todo le distinguía a nivel técnico una enorme facilidad para correr el contraataque, siempre culminando con tremendos mates. Y en estático, desarrolló un tiro de 4-5 metros que era imposible de parar. “La gente decía que no entrenaba fuerte, hablaban mucho, pero a la hora de los partidos yo siempre respondía”, agrega. Sus cinco años en el Madrid no terminaron de la mejor manera posible y tuvo problemas personales con el entonces entrenador, Miguel Ángel Martín. Acababan así sus 365 partidos ACB con 20,7 puntos (impresionante su 59% en tiros de dos) y 7,2 rebotes.
Se retiró en el 2000 tras un par de años en Grecia y regresó a Estados Unidos, donde emprendió distintas actividades inmobiliarias al tiempo que entrenaba a chicos jóvenes y realizaba labores de comentarista. Sin embargo, hace apenas dos años protagonizó un sonado regreso a España. ¿Por qué regresó? “Cuando te acostumbras a moverte, y yo estuve un montón de años por ahí de un lado a otro, te acaba aburriendo la sensación de estar mucho tiempo en el mismo sitio, así es que decidí volver aquí, que es un país en el que siempre estuve muy a gusto”, responde.
Así es que ahí le habéis visto, comentando la Euroliga en Televisión Española (“el Joe Arlauckas comentarista destacaría del Joe Arlauckas el deseo y las ganas de ganar que tenía siempre”). La pasada temporada colaboró con el club de Las Rozas que militó en la LEB Plata. En esta, entrena en el Colegio Americano de Madrid y colabora con la Copa Colegial. “Hay que hacer un poco de cada cosa para vivir. La televisión me gusta mucho. Es una buena forma de seguir en el baloncesto sin ganar ni perder partidos, aunque a veces se metan conmigo en Twitter (@jarlauckas8), claro”.
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En el Caja de Ronda, 88-89 (Foto: Basket16).
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En el Taugrés (Foto: Gigantes).
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Con el Madrid en la Copa de 1995.
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Actual, como comentarista.

viernes, 18 de marzo de 2016

Michael Young: De Houston y Pucela a la Copa de Europa

Michael Young vivió un punto de inflexión en su carrera deportiva en Valladolid, donde estuvo dos temporadas (87-88 y 88-89). Seguramente a orillas del Pisuerga consiguió la fuerza y la confianza suficientes como para protagonizar un lustro después una de las sorpresas más grandes de la historia del basket continental: la Copa de Europa que ganó el Limoges en 1993.
A Young le recordamos en España, sí, como un gran jugador ofensivo. Pero cuando llegó aquí estaba, se supone, lleno de dudas: había tenido una brillante carrera universitaria con la Universidad de Houston, llegando a dos finales consecutivas (y perdiéndolas) con un equipo de gente como Akeem (todavía sin h) Olajuwon, Clyde Drexler o 'nuestro' Larry Micheaux. Por lo que leo, ha sido el único 'Cougar' en la historia en jugar de titular los cuatro años de universitario.
Sin embargo, y tras ser elegido el 24 por los Celtics en 1984, en su periplo hasta Valladolid solamente consiguió jugar dos partidos con los Suns (84-85) y otros dos con los Sixers (85-86). Hasta dio con sus huesos en los Detroit Spirits de la CBA, donde empezó a recuperar su portentosa mano (26 puntos por partido).
Eligió bien yendo a Valladolid en 1987. Entrenado por Mario Pequera, era aquel un equipo en crecimiento, con una inteligente mezcla de veteranos (Mike Phillips, Juanito de la Cruz, Quino Salvo, Samuel Puente) y jóvenes (Miguel Angel Reyes, Silvano Bustos), con un gran (e infravalorado) base como Alonso dirigiendo las operaciones. Young creció bien en ese ecosistema, en un perfecto papel de ejecutor. Tenía un gran tiro tras bote, penetraba con fuerza y podía, con esa estatura mágica de 2,00, jugar tanto de '2' como de '3' de forma muy competitiva.
Sus dos campañas en el Forum fueron casi exactas en cuanto a números: 23,4 y 23,9 puntos de promedio, 5,2 y 5,0 rebotes. Eso le dio fuerzas para intentar en 1989 de nuevo la aventura NBA. Esta vez sí consiguió jugar la temporada entera con los Clippers, aunque su papel no fuese muy relevante (4,9 puntos por partido). Su sitio estaba en Europa.
En Francia, en concreto. Tras pasar un año en Reggio Calabria, en 1992 desembarcó en el Limoges de Maljkovic. Con un equipo discretísimo en cuanto a nombres (bueno, vale, Dacoury y tal..., pero vamos...), se metió en la Final Four y derrotó sucesivamente al Madrid de Sabonis y a la Benetton de Toni Kukoc. Allí todo Dios defendía obsesivamente y alargaba las posesiones hasta el infinito. Y, cuando no sabían qué hacer, la bola llegaba a Young, que resolvía.
"Para mí la semifinal contra el Real Madrid fue el punto culminante de la Final Four. Era un gigante, un mito frente a nosotros. Pero lo hicimos y todo se hizo posible. (...) El entrenador fue capaz de hacernos creer que la Benetton no era tan fuerte como elos. ¡El Kukoc-Benetton! ¿Es que se puede imaginar eso? Y lo creimos. En la primera mitad, tuvimos la presión y jugamos mal. En el vestuario, nos dimos cuenta de que si queríamos, podíamos. El resto es historia. Sólo tengo una pena: ese año, el trofeo era feo. Yo soñaba con tener el viejo en mis manos. Se cambió de nuevo el año siguiente", recuerda.
Estuvo tres años en el Limoges (por debajo de los 20 puntos de media por partido, qué rareza, pero es que a aquel ritmo...) y uno en el Lyon, retirándose a los 35 en 1996.
Volvió a Houston, donde casi inmediatamente se puso a trabajar de nuevo con los Cougars en distintas funciones. Desde hace siete años es el director deportivo de la sección de baloncesto, con plenos poderes para en ese ámbito. Anteriormente había sido un año entrenador asistente y otros cinco preparador físico. Tiene cinco hijos. Entre ellos, Joseph está en el equipo, mientras que una de las chicas, Mayorca, está en el de atletismo.
Le envié un mail que me respondió corta, pero entusiásticamente: "Mis recuerdos de Valladolid son buenos. La gente fue muy amigable y es un gran sitio para jugar baloncesto. Tengo amigos a los que me gustaría ver. Me gustaría saber qué tal les va al entrenador y a los compañeros que tuve. Diel a todo el mundo 'hola' de mi parte y que añoro aquellos estupendos tiempos. Me encantaría volver pronto para hacer una visita".
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Con el Fórum, machacando ante Wayne Robinson. (Foto: Gigantes del Basket)
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En el Limoges, acercándose a la gloria.
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Ahora.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Joe Ward: Fuera… pese a 20 puntos partido

Joe Ward es un ejemplo claro de lo fácil que se tenía antes el ‘gatillo’ con los americanos, a finales de los 80. Resulta que el tipo promediaba 20,5 puntos por partido en el Cacaolat Granollers de la temporada 87-88 pero fue cortado después de once partidos para dar entrada a Tom Sheheey. Y lo estaba haciendo realmente bien, que conste.
La explicación es que seguramente el equipo necesitaba a un jugador más interior. Sheehey era más un ‘3-4’ y resultó un acierto, pero con Ward también tuvo buen ojo Manel Comas, el entrenador del equipo catalán entonces. Había sustituido a su vez a Charles Bradley, que había salido del equipo por agredir a ‘Indio’ Díaz en la jornada inaugural.
Era el mismo tipo de jugador: muy valiente de cara al aro, gustándole coger la responsabilidad. Con 1,97 era rápido, aunque no de una gran técnica. Extrañamente en alguien de sus características, también ofrecía un buen sacrificio en defensa. Tampoco abusaba el triple, resolviendo más bien en penetraciones y tiros a media distancia.
Tras haber completado cuatro buenos años en la universidad de Georgia (su estado natal), ‘Jumpin’ Joe Ward fue escogido en el ‘draft’ de 1986 por Phoenix Suns en el puesto 30 (solamente cuatro por detrás de Dennis Rodman, por cierto). No llegaría a jugar en la NBA y sí mucho en la CBA, lo que entonces se llamaba con cierto desprecio la ‘liga comercial’. Pero de ahí salieron muchísimos buenos jugadores para España.
Tuvo un gran estreno contra el Estudiantes (37 puntos) y a partir de entonces sufrió algunos altibajos (18-6-26-13-6-23) hasta batir su propio récord contra el Caja de Ronda, al que le hizo 38. Luego, 11, 21 y finalmente 27 en la victoria ante el Oximesa Granada. Por lo que se publicó entonces, su relación con Comas no era buena y la directiva, que no estaba a favor del cambio, acabó cediendo.
Responsive imageEn sus meses en Granollers (Foto: Gigantes).
En la 88-89, nuestro hombre protagonizó marcas para el recuerdo en la liga de Filipinas. Jugando para el Añejo Rum consiguió la astronómica cifra de 78 puntos en un encuentro (en su debut se había quedado ‘solo’ en 55).  En aquellos años de locura anotadora dejó un enorme cartel en las islas, donde después ha ejercido como entrenador.
La de Granollers no fue su única aventura española. Tras pasar por el Reims francés, en la 92-93 fichó por el Udea Algeciras, equipo de Primera B en el que también dejó su huella como encestador implacable, además de integrarse muy bien. Fue uno de sus últimos equipos antes de regresar a Estados Unidos, donde también ha sido entrenador personal y participado en campus.
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viernes, 11 de marzo de 2016

Bill Varner: En forma… con 53 años

Bill Varner nos ha escrito hablando extensamente sobre su carrera. Tuvo tres momentos distintos en España: uno como americano de referencia en Tenerife (87-88, en Primera B) y Ourense (96-97 y 97-98); otro como valioso complemento en Valencia (98-99) y un último, ya en el ocaso, breve y menos trascendente en Cantabria (2001-02). Entonces ya tenía 41 años y el pasaporte de Bélgica (el país en el que fue una gran estrella) en el bolsillo, dando muestras de una longevidad en las pistas que hoy en día mantiene de forma increíble, como él nos cuenta. En total, 111 partidos ACB con 11,6 puntos y 4,7 rebotes en 29 minutos. Un alero elegante, igual que su forma de expresarse.
“Ourense y Valencia fueron dos de los lugares más emocionantes de mi vida. En Ourense los aficionados fueron fascinantes, muy apegados a la tierra y llenos de espíritu de equipo. Amaban al club y nos animaban de corazón, ganásemos o perdiésemos. Uno de los dos años que pasé allí fue el mejor momento de mi vida: nació mi hija Bianca.
Los compañeros de equipo que tuve allí también están entre los mejores con los que he jugado. Muy abiertos y que trataban a los demás como hermanos. Hice un montón de bueno amigos y me gustaría en el futuro volver a verlos para decirles ‘hola’.
En Valencia teníamos un gran equipo, un clima increíble y un impresionante apartamento con vistas al Mediterráneo. Grandes fans, restaurantes, comida… Un equipo muy profesional. ¡Uno no podía haber pedido nada mejor para vivir y jugar!
Yo era un jugador orientado al equipo, muy poco egoísta, que siempre daba el 200 por ciento y quería que mi equipo ganase por encima de cualquier otra cosa. Respetaba a mis entrenadores y a mis compañeros. Creo que era un gran tirador, un decente defensor… Hacía un poco de todo. Nunca fumé ni me drogué… Siempre comí lo correcto y cuidé de mi cuerpo para mantenerme en buena forma, algo que he mantenido como estilo de vida incluso hoy. Por esta razón, y tengo ya 53 años, todavía juego en nueve ligas distintas, todas ellas de jugadores de más de 21 años y solo una de ellas con gente de más de 40. Todavía promedio 30 puntos por partido con un tope de 58. La mayoría de las veces me enfrento a jugadores más jóvenes. Y todavía, y siempre será así, juego con la misma pasión y fuerza que cuando estaba en Europa.
Soy muy feliz ahora. Al fin encontré a la chica de mis sueños y nos casamos el pasado Día de San Valentín. ¡Tenemos un bebé en camino! Estoy en un momento de mi vida en el que me siento muy satisfecho, empleando la mayoría del tiempo en estar con amigos y mis seres queridos, pero manteniendo la competitividad natural y siendo muy ambicioso de espíritu, así es que estoy siempre intentando mejorar profesionalmente”.
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Pamesa Valencia 1998-99.
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Cantabria Lobos 2001-02.
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Reciente boda.
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¡Sigue jugando con 53 años!

viernes, 4 de marzo de 2016

Ime Udoka: Discípulo de ‘Pop’

Dentro de la adoración que se ha expresado por lo general en los últimos años sobre el proyecto de los San Antonio Spurs y su entrenador, Greg Popovich, cuadra perfectamente que haya terminado trabajando ahí Ime Udoka. ‘Pop’, que le tuvo un par de veces a sus órdenes, tiene fama de saber rodearse de gente inteligente y trabajadora. Y sin duda Udoka lo es, como demostró en una carrera como baloncestista que incluyó dos etapas en España, en Las Palmas de Gran Canaria, en la 2004-05, y Murcia, en la 2011-12.
Fue la del UCAM su última parada en las pistas, que abandonó nada más llegarle a su mesa la oferta de estar al lado de alguien como Popovich de quien se puede aprender tanto y, quizás, que eso sirva también de lanzamiento para algún día ser entrenador-jefe en la NBA. Por lo que parece, cualidades tiene para ello: siempre ha acreditado un gran sentido de equipo, en pensar primero en el colectivo que en sí mismo.
De padre nigeriano y madre norteamericana, nació en Portland, pero ha sido internacional con la selección africana en varios campeonatos internacionales. No lo tuvo fácil para ser alguien en el baloncesto. No ya es que no entrase en el ‘draft’ NBA del 2000 tras sus cambiantes años de universidad (pasó del ‘JuCo’ de Eastern Utah a San Francisco y de ahí a Portland State), sino que fue cayó hasta el puesto 39 deL de la NBDL en 2002. Se había tenido que buscar la vida en la minúscula IBA, Argentina y Australia.
Responsive imageGran Canaria 2004-05.
Los Lakers le dieron su primera ocasión en el 2004 por sus cualidades defensivas, pero fue rápidamente cortado tras cuatro encuentros. Llegó entonces su primera etapa en España, al Gran Canaria, pero no terminó de cuajar. Dejó el equipo en enero del 2005 con solo 8,1 puntos de promedio. Se valoraba de él su implicación y polivalencia (podía ser ‘2’, ‘3’ y ‘4’ con su 1,98), pero se necesitaba más anotación que esos 8,1 puntos por encuentro.
Tuvo otro contrato temporal con los Knicks, pero fueron los Blazers 2006-07 los que realmente confiaron en él. Jugó los 75 partidos de la liga regular como titular (8,4 puntos y 3,7 rebotes en 28 minutos). Eso le abrió su primer contrato con los Spurs, en el que tuvo más bien un rol saliendo del banquillo. Sacramento y de nuevo San Antonio fueron sus últimas paradas en la NBA, ya consolidado como hombre complementario.
Iniciada la 2011-12 volvió a España, a Murcia, en sustitución de Matt Walsh. Y lo hizo con más protagonismo ofensivo (12,1 puntos en 19 partidos). “Por mi experiencia y por todas las situaciones que he vivido en el baloncesto, trataré de liderar al equipo y ayudar a conseguir más victorias. Conforme siga entrenando y jugando con mis compañeros, me entenderé mejor con ellos y jugaré mejor”, comentaba en una de sus primeras entrevistas allí. Seguro que tomó nota de algunos aspectos del trabajo con Óscar Quintana, igual que lo haría años atrás con Pedro Martínez. Gustó tanto su actitud, su aportación en todos los aspectos, que le ofrecieron un contrato de dos temporadas (y eso que estaba a punto de cumplir los 35 años), pero no lo aceptó después de que le llegase la irrechazable propuesta de Popovich.
Responsive imageUCAM Murcia 2011-12.
En estos tres años seguro que ha crecido mucho como entrenador, siendo co-partícipe del hermoso título logrado en el 2014 con el mejor baloncesto visto en los últimos años, según muchos. Fue importante por lo que parece en el reciente fichaje de LaMarcus Aldridge, con el que coincidió en su año ‘rookie’ en Portland. Popovich y Udoka fueron las personas a las que los Spurs enviaron a una de las reuniones definitivas con el jugador.
Un poco de ‘crónica en rosa’ para acabar: su esposa, con la que tiene un hijo, es Nia Long, la actriz que hizo de novia de Will Smith en ‘El Príncipe de Bel Air’.
Responsive imageCon los Spurs como jugador.

Responsive imageCon su mujer, la actriz Nia Long (Foto: theybf.com).